A
la cumbre del Monte Carmelo
quiero,
Madre, contigo subir,
desde
allí me alzarás a tu Gloria,
sin
Ti no puedo subir.
Te
traemos Virgen de las Huertas
una
corona hecha de amor
de
tus hijos que siempre por Ti
rezarán
alabando a Dios.
A
la cumbre del Monte Carmelo….
A
tu monte subir hoy queremos
y
ofrecerte Madre con amor
la
corona que aquí te traemos
te
pedimos Madre protección.
A
la cumbre del Monte Carmelo….
Eres
Virgen del Carmen la Reina
eres
Madre y trono de Dios
eres
siempre la puerta del cielo
intercede
Señora por nos.
A
la cumbre del Monte Carmelo….
La primera estrofa de la letra expresa cómo la oración del cristiano llega, como reza el lema del Carmelo, por María a Jesús. María es la mujer que hizo la más grande alabanza a Dios con su vida. Lo podemos ver reflejado en el canto del magnificat en el que Ella misma expresó su opción de vida. Así los hijos de las Huertas con el amor y ejemplo de vida cristiana preparan una corona de amor a la que es Reina del Cielo.
En la segunda estrofa mostramos el deseo de subir al Monte Carmelo para ofrecer a la Santísima Virgen la corona de nuestra virtudes. Pedimos su intercesión para que nos proteja y nos guíe en nuestro caminar cristiano.
En la tercera y última estrofa expresamos la realeza de María, la Virgen del Carmen, realeza que le viene dada por ser Madre de Dios y precisamente por ser Madre es también trono porque en su bendito seno llevó a Cristo. Tras invocarla como puerta del cielo, ya que en Ella se encarnó el Verbo, le volvemos a pedir la necesaria intercesión ante el único mediador para alcanzar la Salvación.